Los bongós son, a decir de Fernando Ortiz —el etnógrafo e historiador cubano— su origen se remonta a la zona oriental de Cuba que alcanza su forma definitiva y mayor esplendor al llegar a La Habana a partir de 1909. Es un instrumento llamado de percusión menor. Membranófono compuesto por dos tambores de madera con un parche cada uno, con una diferencia de altura entre ellos generalmente de una cuarta o quinta. Los parches son ceñidos por unos aros y un sistema de tensión por llaves (en su inicio eran tensados mediante el calor del fuego o con cuerdas o correas). Los tambores van unidos por el costado con una pieza de madera, aunque antiguamente se hacía con una tira de cuero o una soga. Los tambores son de forma cónica y se ejecutan con los golpes de las palmas de la mano o con baquetas. El tamborcillo más pequeño es llamado macho y se coloca a la izquierda; quedando a la derecha el mayor llamado hembra. Generalmente se coloca entre las rodillas del ejecutante sentado, aunque también es muy utilizado sobre un atril. El ejecutante, llamado bongosero, suele alternar su uso con el cincerro cubano, utilizado generalmente en el clímax del son, llamado el montuno.
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